miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Derechos Humanos?, ¿Libertad?

Esta tarde del 8 de mayo de 2011, después de las 18 horas, supimos de la liberación del fotorreportero español (asturiano) Manuel Varela de Seijas, alias Manu Brabo, por las autoridades libias. Cosa que debe alegrarnos a todos si nos ponemos en el lugar de sus familiares. Pero dicen que junto a él, habían sido liberados otros tres compañeros, todos acusados por las autoridades libias de haber ingresado ilegalmente en el país.
En el caso específico de Manu Brabo que fue detenido el 5 de abril de 2011 cerca de la ciudad libia de Brega era una liberación esperadísima no solo por sus familiares, sino por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. No se podía negar la implicación del Ministerio ya que a cada rato salí la ministra para dar noticias sobre su cautiverio. Pero más todavía, cuando ahora sabemos que Manu Brabo puede pasar la noche en la residencia del embajador español en Trípoli para que mañana pueda ser recogido por el cónsul español en Túnez en la frontera, y que ése se encargue de su regreso a España.
De hecho la noticia sobre su liberación fue dada por la ministra Trinidad Jiménez que afirmaba horas antes que sería cuestión de horas. Según ella, lo importante es que había terminado el proceso, pero añade: “se nos ha comunicado oficialmente que Manu Brabo va a ser liberado ya, en las próximas horas, y eso es lo que me importa destacar”.
Después de un mes entonces, se ha acabado el calvario de Manu Brabo con la colaboración de las autoridades españolas.
No obstante, no podemos dejar de mencionar a otras personas que legalmente o no, están sufriendo la falta de respeto a sus derechos tanto de parte de las autoridades libias, como de parte de los rebeldes. Principalmente, en manos de los rebeldes, están los más vulnerables. Ya a principio de marzo de 2011, algunos periódicos decían lo siguiente: “Esos Mercenarios Africanos que Siembran el Terror en Libia”. Bajo ese título, se reconocía que Muhamar al Gadafi había pagado a muchos mercenarios subsaharianos para acabar con la rebelión. De esa manera, se les acusaba a esos mercenarios su participación en la represión organizada por el régimen libio; sin darse cuenta de que indirectamente esa acusación iba en contra de miles de trabajadores inmigrantes que viven en el país, y que podían ser víctimas de la venganza de los rebeldes que podían confundirlos con los llamados “mercenarios”. Esos presuntos mercenarios procedentes del Chad, de Liberia, de Mauritania, de Somalia, de Sudán, de Zimbabwe, etc., eran los culpables de haber matados a 6000 muertos; serian casi todos ex combatientes de las rebeliones africanas, pero encima, negros. Aunque también entre ellos estarían los tuaregs de Mali y de Níger. Se partía de la idea de Gadafi que, al no poder contar con el apoyo de las tribus libias, pero tampoco con el de sus militares, había decidido formar una “legión islámica”, inspirada en Legión extranjera de Francia, pero esa vez, con el objetivo de formar los Estados Unidos de África, cuyo líder sería el mismo Gadafi.
Tampoco se trataba de una idea nueva, ya que desde 1972, existía una fuerza armada parecida entrenándose en el Sur de Libia, y con el reconocimiento de haber participado en la defensa de varios regímenes africanos como los de: el ahora fallecido Ange Félix Patassé de la República Centroafricana (que fue víctima de un golpe de Estado en el 2002), de Idriss Deby de Chad (enfrentado a una rebelión en el año 2008), etc.
Se trata entonces de razones suficientes para que los rebeldes creyeran en todo lo que es capaz el Guía libio, y así ir a la caza de todos los trabajadores negros africanos, confundidos con esos mercenarios. De esa manera, muchos de ellos han sido insultados, amenazados,, golpeados, robados, etc. Y con mucho miedo, la mayoría decide entonces huir hacia las fronteras libias con Túnez, Egipto, etc. Era lo que se decía, pero todo ahora se ha confirmado con la visita de la FIDH de Francia en esas zonas donde la mayoría de esos desplazados le contaban sus experiencias. Lo peor es que se trata de somalíes, eritreos, sudaneses, etc., incapaces de retornar a sus países, porque son apátridas. ¿Quién defenderá sus derechos? ¿Dónde está su libertad?