Gestos pequeños con grandes significados:
Hay gestos que parecen insignificantes, pero que ayudan
mucho. Provienen de personas anónimas en su mayoría, indispensables en esos
tiempos de crisis. Esas personas merecen nuestros reconocimientos.
El sentido de los
gestos:
En tiempos de crisis, mientras aumentan las necesidades,
crece también la visión sobre la imposibilidad de resolver los problemas, por
lo menos a corto plazo. Hay quienes, sin por lo menos detenerse un instante en
la naturaleza del problema surgido o inventado, sueltan sus palabras mágicas: “es
difícil”, “no se puede”, etc. ¿Pero quién dijo que era fácil? Las crisis
significan, dificultades. Algunas situaciones (para no decir todas) que anteriormente
eran consideradas como normales y fáciles, en tiempos de crisis se complican, y
se transforman en difíciles y anormales.
Parece que estamos esperando grandes gestos para de repente, resolver
todos los problemas; olvidando que poco
a poco, paso a paso, se puede ir resolviendo los problemas (aunque sean grandes).
Pero podemos encontrar algunas personas anónimas, que desde
sus puestos de trabajo, sus casas, en las calles, etc., con gestos solidarios y
de empatía que hay que celebrar; y que sirven para que poco a poco, vayamos
saliendo de la crisis.
En vez de trabas,
empatías:
Las trabas dificultan la vida de toda la sociedad, de todas
las personas (incluidas las personas que las ponen y que aparentemente no
serían afectadas).
Sin embargo, los gestos provenientes de personas empáticas y
solidarias ayudan mucho psicológicamente, hacen ver de otra manera las dificultades
(que no eran para tanto), y tarde o temprano, resultan beneficiosos para toda
la sociedad, que se acerca a la decencia.
Dificultades:
1.
Usted
llega a una oficina para unos trámites. El empleado/a, sin apenas escucharlo,
ni mirar el papel que le enseña, le contesta que no se puede. Varias razones
influyen en ese caso, pero la principal es la precipitación, ya que al final,
si dicho/a empleado/a no tiene la solución, por lo menos puede orientarle hacia
otro/a que sí le puede ayudar.
2. Usted tiene un/a amigo/a en la que normalmente
confía para resolver un problema. Si no le plantea el problema, aparte de no
resolverlo, le culpabiliza por su silencio y esa falta. Si se lo plantea, puede
que lo escuche y le diga: “lo siento, no puedo hacer nada”. Pero también, puede
que frente a esa incapacidad, su amigo/a decida plantearles el problema a
otros/as de sus amigos/as. Así, mientras su problema sigue sin resolverse, se
multiplican también las incapacidades, y otros derivados. En ese caso también,
puede ser culpabilizado de su problema.
En todo caso, frente a las dificultades, no solo pierde su
tiempo buscándole solución a su problema, también puede ser culpabilizado, por
ser el único responsable del problema que le afecta. Ese tipo de amigos/as no
quieren que les afecten las dificultades de otros/as. Mejor, utiliza su
problema para defender su ego. Necesitan mantener su autoestima muy alta: se
necesita sobre todo en tiempos de crisis. Por eso durante sus conversaciones,
sus chismerías, prefieren decir: “miren a fulano, ¡qué mal le van las cosas”! Pero
así también, sus propios problemas los agobia menos.
Facilidades; son raras en tiempos de crisis, y
provienen generalmente desde el anonimato. Aparecen cuando menos se espera. Por
eso, hay que destacarlas para socializarlas.
Como ejemplo, Usted recibe una de esas cartas que le fija un
plazo, y le deja entender lo difícil e incluso imposible que resultará resolver
el problema que se plantea. Durante toda la noche, le ha sido imposible cerrar
los ojos, esperando que amaneciera, para ver cómo solucionar ese “gran problema”.
Pero al llegar al sitio recomendado, le recibe un señor que muy
amablemente le dice: “tome asiento, por favor”. Le ha sorprendido ese tipo de
recibimiento, en ese tipo de sociedad, y en “tiempos de crisis”. Pero eso fue
solo el inicio.
Luego, su interlocutor le pregunta sobre la razón de su visita,
lee atentamente la carta que le ha entregado; y en pocos minutos, le soluciona
el problema.
Usted le muestra su sorpresa, mientras le agradece ese gesto
rápido y poco común. Pero la humilde respuesta de su interlocutor fue: “se hace
lo que se puede”.
¡Ojala nos dediquemos a hacer lo que se puede! La sociedad
lo necesita.