martes, 13 de septiembre de 2011

Los pájaros tirando las escopetas

Robert Bourgi (abogado francés, pero de origen senegalés y libanés), es conocido como el hombre de las penumbras porque era el encargado de llevar y traer los recados entre gobernantes africanos y dirigentes franceses; entre esos trámites reconoce haber entregado un total de 20 millones de dólares a través de maletas a Chirac y De Villepin. Como es de esperar, varios de los países que han ofrecido esas “ayudas” a dirigentes franceses siguen negando los hechos. Un solo político en la persona de Mamadou Koulibaly, ex partidario del depuesto Laurent Gbagbo (ahora ha formado su propio partido político), ha reconocido que en el año 2002, su gobierno contribuyó a la financiación de la campaña electoral de Jacques Chirac. Bourgi era el intermediario de ese tejido de las relaciones entre Francia y sus ex colonias en África, conocido como Françafrique. La Françafrique fue una política adoptada por De Gaulle para seguir controlando a sus ex colonias, ya que se vio en la obligación de otorgarles la independencia en los años 60. Mediante esa política, Francia les otorgaba la independencia por un lado, pero por el otro encarga a Jacques Foccart la sucia tarea de hacer lo contrario de lo que se puede llamar independencia. Foccart era conocido como el Monsieur Afrique de De Gaulle; suena a alguien que viene a salvar al continente, por eso muchas de sus actuaciones se han ocultado durante todo el tiempo que ha seguido trabajando con los sucesivos gobiernos después de De Gaulle.

Muchos dirán que esas informaciones son poco creíbles, no sin razón, porque el señor Koulibaly puede estar actuando por rencor. Después de financiar la campaña de Chirac, él y sus partidarios han tenido el beneplácito del clan Chirac hasta que ese último decidió intervenir en Costa de Marfil por la muerte de algunos militares franceses de parte de soldados marfileños. Fueron tiempos de varios malentendidos que enfriaron las relaciones entre Francia y Costa de Marfil, hasta que llegó al poder Sarkozy en 2007. El propio Gbagbo reconoció que ese cambio de gobierno en Francia fue un gran alivio para él, porque con Chirac, “no llegaba a dormir bien”. Parece que se equivocó porque se le olvidó que Francia siempre está lista para intervenir en sus antiguas colonias. Fue lo que hizo Sarkozy el 11 de abril de 2011, al derrocar a Gbagbo que después de perder las elecciones de noviembre de 2010, no quería cederle el poder a su contrincante Allassane Dramane Ouattara (ADO).

Estando entonces en la oposición, puede ser que el señor Koulibaly, antiguo partidario de Gbagbo quiera desquitarse, acusando a Chirac y compañía. Sin embargo, con las declaraciones del señor Bourgi (al que acusan también de haberse callado hasta ahora por algunos intereses, aunque algunos dicen que lo venía haciendo desde 2006), todo parece indicar que en materia de Cooperación Internacional, no solo Francia contribuía al desarrollo de sus ex colonias africanas, sino que en el terreno político, algunos dirigentes africanos contribuían también a la financiación de las campañas electorales francesas. Aunque, hay que reconocer también que los asuntos relacionados con la política son muy complicados, y más aún cuando tienen que ver con intereses opuestos, cuando se relacionan a su vez con el dinero. Sino, ¿cómo explicar la posición del señor Bourgi, que a la vez que asegura ser el portador de esas maletas de millones de dólares desde África hacia Francia, se atasca diciendo que no tiene pruebas para confirmar lo dicho? Pero lo cierto es que ha afirmado haber entregado 20 millones de dólares a Chirac y De Villepin. Cuando él hace unas afirmaciones tan graves, debería tener pruebas; por eso De Villepin, en su legítima defensa, aprovecha para exigir esas pruebas

Sin embargo, lo que viene a confirmar esa situación, es que la principal característica de la Realpolitik en las Relaciones Internacionales, nada tiene que ver con el tamaño de los países, pero sí con los recursos con que disponen: es la política de saber dar y saber recibir, todo, en el momento adecuado. En pocas palabras, es la vieja política de “la carotte et le gros bâton” (de la zanahoria y el palo grueso). O sea, se trata de la misma política que permite ver a los pájaros tirando a las escopetas. Son situaciones que vivimos y que seguiremos padeciendo, ya que las cosas no son como debieran ser.