lunes, 3 de noviembre de 2014



Burkina Faso: una rebelión de pobres, varias lecciones para ricos.
Mientras se confirma la llegada a Costa de Marfil del ya ex presidente de Burkina Faso (Blaise Compaoré) que ha dimitido el viernes 31 de octubre de 2014, se confirman las contradicciones que han existido entre el poder   y la sociedad civil, principalmente los más pobres y más vulnerables.
Sí, está confirmado: Blaise compaoré ha llegado a Yamoussokro, la capital administrativa de Costa de Marfil. Tanto su huida de Ouagadougou (capital de Burkina Faso, ex República de Alto Volta, Haute-Volta en francés) como su llegada a Yamoussokro, están acompañadas de polémicas, pero también de simbolismos.
Huyó de su país que dirigió durante 27 años, en medio de manifestaciones, ya que quería cambiar la Constitución para poder seguir gobernando. Horas después, llegó a Yamoussokro para ocupar el edificio conocido como el “Giscardium”, atribuido al ex presidente de Francia, que lo inauguró en los años 70. Durante todos esos años, el edificio ha acogido a varios jefes de Estado, después de su derrocamiento; pero el caso de Blaise Compaoré es singular.
Su llegada está acompañada de polémicas relacionadas con la rebelión que ha conocido el país de acogida (país de origen de su mujer), donde fue mediador. Como entonces, algunos no lo quieren en la ciudad, mientras otros le dan la bienvenida.
  La résidence pour les hôtes étrangers du gouvernement ivoirien, le 1er novembre 2014 à Yamoussoukro|AFP
El nuevo lugar de residencia de Blaise Compaoré (la residencia para huéspedes extranjeros) en Yamoussokro. Foto de AFP. 
Mientras gobernaba, Blaise Compaoré beneficiaba de la confianza y el apoyo tanto de sus vecinos como de la Comunidad internacional (Francia y Estados Unidos a la cabeza), por ser considerado como “pacificador” durante las crisis políticas en la región. El tiempo ha demostrado que no lo era para su propio pueblo. No ha podido resistir, sobre todo a la nueva generación, después de 27 años de hacer y deshacer, en nombre de una supuesta “democracia” que ha sabido ofrecer al exterior, manipulando al pueblo.

¿Pero, cómo llegó al poder?
El de octubre de 1987, Blaise Compaoré (entonces joven oficial proveniente de un pequeño pueblo al norte de la capital) pudo llevar a cabo objetivo: un golpe de Estado contra su mejor amigo (Thomas Sankara), al que asesinó junto a varios compañeros. Sankara solía criticar a las antiguas colonias, principalmente a Francia. Ese acto “heroico” quizás era suficiente para ganar la simpatía de la ex colonia; pero se le añadió el tímido apoyo interno, por ser “guapo”. ¿A qué suena eso? Se le puede atribuir varias interpretaciones, pero la principal es que la política, a veces se vacía de su contenido cuando ya no existen propuestas, interesándose nada más, al aspecto físico, al aspecto exterior (nunca mejor dicho). Y mientras seguía disfrutando del apoyo externo, el amigo asesinado era considerado como un mártir, víctima de un dirigente que no perdonaba a sus adversarios.

¿Cómo siguió gobernando?
A Blaise Compaoré, no le temblaba la mano cuando se trata de eliminar a todos los que consideraba como enemigos, por decir o hacer lo que él no quería. ¡Y eso que hacía muchas cosas que no le gustaban a mucha gente! La primera entre ellas, es confiar los mejores puestos (tanto políticos como económicos) a los miembros de su familia.
Paralelamente, ha sabido prometer una democracia que el pueblo también ha sabido esperar, mientras la oposición no se atrevía a presentarse en las distintas elecciones organizadas, y se exiliaba por miedo de ser asesinada. De esa manera, su partido, el Congreso para la Democracia y el Progreso (CDP), se hacía ganador incontestable de las elecciones.
A las promesas políticas, se añadían las económicas a una ciudadanía que seguía empobreciendo, hasta encontrarse hoy entre las más pobres del mundo.

Sus maniobras:
27 años son suficientes para llevar a cabo todo tipo de maniobras; sería difícil entonces ponerse a recordarlas todas. Sin embargo, es necesario hacer un esfuerzo para recoger las últimas maniobras que han precipitado su demisión.
·        El 8 de diciembre de 2013, mientras participaba en la Cumbre sobre la Paz y Seguridad en África, organizada  en París, Blaise Compaoré fue invitado por varios medios franceses. Era para hablar sobre los temas más calientes de entonces, que afectaban al continente africano (la República centroafricana, Malí, el desarrollo del continente, sus relaciones con China, etc.), ya que era considerado como el “mediador” entre África y Occidente. Pero quizás sin esperárselo, surgió el tema de su sucesión. Entonces, el ganador de todas elecciones sacó a relucir la maniobra que le conduciría fuera del poder: pretendía cambiar la constitución por referéndum para obtener el quinto mandato. ¡Todo empezó entonces, ese día!
·        Sin más tiempo que perder esa vez, el 4 de enero de 2014, ocurrió una cosa insólita: varios dirigentes de su partido deciden abandonarlo. Le acusaron de maniobrar para seguir gobernando, no solo abogando por la creación de un Senado, sino también para modificar la constitución del país, que limitaba el mandato presidencial.
·        El 7 de enero de 2014, surgió otro mediador (el presidente de Costa de Marfil, actual país de acogida). Su intento de mediación fracasó, y quizás también su deseo de devolverle el favor, por los servicios prestados durante la crisis marfileña.
·        Después, se sucedieron otras fechas significativas, hasta llegar al momento fatídico para él. Entre ellas, están: el 18 de enero de 2014 (fecha en que la oposición organizó su primera manifestación), el 10 de marzo de 2014 (fracaso del intento de mediación del ex presidente Jean-Baptiste Ouédraogo), el 12 de abril de 2014 (el partido gobernante y otros que lo apoyaban se declaraban favorables al referéndum), el 31 de mayo de 2014 (la oposición reunida en el estadio nacional manifestó su desacuerdo), el 23 de agosto de 2014 (otra gran movilización del pueblo en contra del referéndum), y el 28 de octubre de 2014 (último aviso a la maniobra del presidente).
·        Del 30 al 31 de octubre, el desenlace. A pesar de todos los avisos, incluso los de algunos de sus aliados extranjeros (Francia y Estados entre ellos) llamándole al respeto de la voluntad de su pueblo, Blaise Compaoré se empecinaba. Por eso, en la mañana del 30 de octubre de 2014, el pueblo de la capital se enfureció. A su paso, encendió el Parlamento y la televisión pública. Ya de nada sirvió  el intento del gobierno para calmar a los manifestantes; ni la marcha atrás dada renunciando a su proyecto. Cuando se intensificaban las protestas (que llegaban hasta la segunda ciudad del país donde se incendiaron el ayuntamiento y la sede del partido gobernante), los medios anunciaban la huida del presidente, y los militares empezaban a brindar su apoyo al pueblo.
Sin embargo, la confirmación de su huida solo llegó el viernes 31 de octubre, después de varios desmentidos sobre su destino.
 La huida de Compaoré, no solo constituye la victoria de su pueblo que ya ha sufrido demasiado, sino también una advertencia a muchos de los presidentes (sobre todo africanos) acostumbrados a considerar el poder como suyo y/o de sus familiares y amigos.
El aviso puede llegar también más allá de África, no solo hacia todos los que a pesar de considerarse demócratas, apoyan a las dictaduras, según les conviene; sino también hacia todos los que incumplen con sus programas electorales, menospreciando a sus pueblos.