jueves, 23 de abril de 2015

Lucha contra la xenofobia en Sudáfrica



Se trata, como en todas partes del mundo, de denunciar esa manera de culpabilizar a las personas extranjeras, del fracaso de las políticas internas. Y ese caso de Sudáfrica lo demuestra claramente:
  1. Se trata del odio que siente una “mayoría étnica” (la negra sudafricana), hacia una “minoría étnica” (también negra, pero proveniente de otros países africanos).
  2. Se trata del fracaso de aquella política que prometía no solo democracia (que generalmente se limita a organizar elecciones), sino también una igualdad entre personas, después del apartheid.
  3. Pero sobre todo, se trata de una desilusión en el terreno económico, donde los negros sudafricanos pensaban igualarse, o por lo menos acercarse la posición de sus conciudadanos blancos. Dos décadas después, muchos estudios recogen que la situación económica de la mayoría de los negros no ha mejorado mucho. Eso sí, ha mejorado la situación de la clase política negra.
Por todo ello, y como en todas partes del mundo, los culpables son los demás, acusados de la inseguridad y de otros males, pero como en ese caso en Sudáfrica, de “robar los puestos de trabajo”. Y la decisión tomada fue la de echarles del país, despojándoles de sus bienes.
A la vez, esa realidad sudafricana demuestra que la memoria histórica es selectiva: siempre existe esa posibilidad de ser “héroe” o “víctima”, según las circunstancias. De la misma manera, según la situación socioeconómica, se puede aceptar o rechazar a las personas extranjeras.
Por eso los manifestantes recuerdan aquí (por si acaso) que muchos países africanos han contribuido a la independencia de Sudáfrica. Muchos han luchado no solo mediante la liberación de Nelson Mandela, sino también por la mejora de las condiciones de los Township (los asentamientos de negros). Como ejemplo, era difícil levantarse y no escuchar el nombre de Soweto, el Township más famoso de la Sudáfrica bajo el apartheid.