viernes, 30 de mayo de 2014

Sí a la comunicación. Pero por favor, no mezclar churras con merinas
Dicen que churras y merinas son dos tipos de ovejas autóctonas españolas, originarias de Castilla la Mancha. A simple vista parecen fácilmente descriptibles, pero son difícilmente identificables, cuando se mezclan. De ahí, la frase “no mezclar churras con merinas”. Veamos:
* Las ovejas churras se pueden distinguir a partir de sus manchas negras en sus cabezas y patas. Por poseer una lana basta, de ellas lo mejor que se obtiene es una alta calidad de carne y leche.
* Mientras las ovejas merinas, no poseen las mencionadas manchas negras en sus cabezas y patas, pero una mejor calidad de lana (más larga y fina). Por eso el principal uso de las ovejas merinas es para producir lana.
Como se puede observar, una simple identificación permite conocer las propiedades de esos dos tipos de ovejas (churras y merinas): las primeras por su leche, y las segundas, por su lana.
Y la idea sería mezclar esas dos especies, para obtener una mejora en la descendencia (para lograr mejor leche y mejor lana). Sin embargo, esa supuesta mejoría no está garantizada. Por otra parte, si es fácil distinguir los dos tipos de ovejas por separado, al mezclarlas en un rebaño, su separación no resulta tan fácil.
Pero encima, en muchas ocasiones se confunde la propia expresión, llegando a hablar de frutas en vez de ovejas; a hablar entonces de “meninas” en vez de ·merinas”. Por todo ello, se recomienda no mezclar churras con merinas.

¿Y por qué hablamos de comunicación, de churras y de merinas?:
Lo que ocurre con la expresión “no mezclar churras y merinas” puede utilizarse haciendo una analogía entre la comunicación y su hermana la “información”, hasta puedo permitirme decir también, “no mezclar información y comunicación”.
En efecto, el concepto de comunicación social que tuvo su auge en los años 70, se ha extendido hacia diversas realidades; pero por limitarse muchas veces a códigos predeterminados, se ha hecho más difícil su alcance al público deseado. Siempre surge una problemática a la hora de ofrecer un mensaje militante a un público cada vez menos militante.
Aunque pueda parecer repetitivo, hay que subrayar la diferencia existente entre los dos conceptos de “comunicación” e “información”. De esa manera, cada uno puede sacar su propia conclusión, cuando se percate de nuestra apuesta por la comunicación social. .
> La información se ofrece desde un emisor generalmente jerarquizado, hacia un receptor. La información en la mayor parte de las sociedades se dirige generalmente hacia abajo, en vez de ir hacia arriba o incluso, horizontalmente. A pesar de todo, la información es indispensable tanto en el plano laboral, en la política, como en nuestras relaciones sociales.
> La comunicación en cambio, se sitúa encima del mensaje y su transmisión, basándose en unas idas y vueltas de la información, tanto de manera horizontal como lateralmente; brindando así, la posibilidad al receptor de reaccionar sobre el mensaje emitido. En ese caso, nos encontramos frente a distintas etapas favorecidas por los intercambios, las reformulaciones, y de creatividad. La comunicación social debe también favorecer el procesamiento de datos, para facilitar su recepción y/o aprobación.
Puede que se llegue a detectar la diferencia entre comunicación e información; pero surge la confusión a la hora de comunicar, debido a los prejuicios existentes en todas las sociedades. Dichos prejuicios predeterminan una comunicación codificada. En ese caso la comunicación se hace obviando que tiene que ser:
* Una comunicación más social que comercial: el marketing que se hace para vender productos se traslada hacia la política. Y7o sin darse cuenta, se confunde la elección de una Miss, de deportistas, con la elección de un político a un puesto determinado. De esa manera, cuando en política se habla de unas mínimas condiciones económicas para todos los candidatos, para la elección de una Miss, se juzgue normal que a pesar de ser guapa, hay que tener una mejor posición económica.
* Una comunicación debe transmitir valores: una comunicación social debe ser capaz de transmitir valores en los que sobresale la libertad de opinión. No se trata de repetir varias veces un mismo discurso para que el público ceda a la presión, sino de permitir que cada persona tome su decisión por su responsabilidad, su toma de conciencia, su propia elección. Hace falta una interacción que permita una adhesión activa y voluntaria, para que el destinatario del mensaje se sienta un individuo autónomo, responsable, libre de presión. Si es que se llega a utilizar códigos en la prensa o en la publicidad, que no sea para convencer, sino, para llamar la atención, para permitir la toma de decisiones, y permitir que se reaccione.