Por encima
del color de la piel, la posición de poder
Uno de los tópicos (en todas partes del mundo) es
el que asegura que los inmigrantes les quitan los puestos de trabajo a los
autóctonos. Los efectos de los discursos basados en esos tópicos son casi
inmediatos, provocando una persecución con consecuencias imprevisibles.
Es lo que ocurre en la ciudad sudafricana de Durban,
donde personas que acuden a locales cuyos dueños son extranjeros, les reprochan
de abaratar los precios, mientras algunos parados, les acusan de “robarles los
puestos de trabajo a los sudafricanos”.
Las víctimas en ese caso, son inmigrantes provienen
de Bangladesh, de Somalia y de Etiopía; sus negocios, muchas veces son
atacados, aunque trabajadores de Mozambique y de la RDC, han sido
constantemente agredidos, ya que las exacciones contra personas inmigrantes son
muy frecuentes en Sudáfrica.
Calan más las acusaciones en los sectores más
vulnerables, donde alguien sin darse cuenta (o de manera premeditada) se
encarga de encender la mecha. Aquí se trata de la Alta Autoridad del KwaZulu-Natal
(en Durban), la encargada de llamar a los extranjeros a “recoger sus cosas e
irse de Sudáfrica”. Fue una decisión apoyada por el propio hijo del presidente
Jacob Zuma.
Muchas veces, nada de eso tiene que ver con el
color de la piel, sino de la posición de poder que adoptan algunas personas.