Mordisco contra mordisco. En el fútbol, tampoco vale
todo:
El “castigo
ejemplar” reclamado por muchos y confirmado esa tarde por la FIFA, viene a
demostrar que en el fútbol, tampoco vale todo. Como en la realización de
ninguna actividad se puede hacer fraude, mucho menos se debe hacer fraude en
una actividad competitiva, de masa, tan adorada por niños/as, como es el fútbol.
Sí, el
futbolista uruguayo Luis Suárez ha sido suspendido esa tarde por 9 partidos,
excluido por 4 meses de todas actividades relacionadas con el fútbol y una
multa que seguro tendrá que abonar la selección uruguaya. También, los 9
partidos de suspensión se aplicarán a la selección uruguaya, mientras los 4
meses de suspensión de actividades relacionadas con el fútbol, afectan más a su
club, el Liverpool.
Algunos (sobre
todo en su país) dirán que se trata de un castigo exagerado. El propio jugador,
en su vano intento de defenderse, había dicho que se trata de un tropiezo contra
el jugador italiano Giorgio Chielini (“algo normal en el fútbol”); que no fue
un mordisco intencionado. Mientras, el propio presidente de Uruguay (José Mújica)
declaraba que él no había visto al jugador “morder a nadie”, el presidente de
la Federación uruguaya de fútbol decía que “no había suficiente prueba”, para
sancionarlo.
Sin embargo, todos
saben muy bien que Luis Suárez no ejecutaba su primer “mordisco”. Ya en el año
2010, Suárez había mordido a otro jugador (Otman Bakkal) del PSV Eindhoven,
cuando jugaba en el campeonato de los Países Bajos, para el Ajax de Amsterdam. Aquella
acción le había valido una suspensión de 7 partidos, y el apodo de “caníbal del Ajax”.
Luego, en el
año 2013, Luis Suárez fue suspendido por la Federación inglesa, por 10
partidos, cuando mordió a otro jugador (Branislav Ivanovic) del Chelsea.
Esta vez (en el
Mundial de Brasil 2014) en su comunicado, el presidente de comunicación de
disciplina de la FIFA, decía lo siguiente: “Un comportamiento parecido no
puede tolerarse en un terreno de fútbol, y en particular durante una Copa del
Mundo cuando los ojos de millones de
personas, están mirando a sus ídolos”.
Se trata de la
más dura sanción de ese tipo para un jugador, durante una Copa del Mundo. La anterior
que podría parecerle es la del codazo del italiano Mauro Tassoti al español
Luis Enrique, durante el mundial de 1994, en Estados Unidos.
Pero si no
fuera por las cámaras, el mordizco hubiera quedado impune. De hecho, Luis Suárez
terminó el partido sin ser sancionado, ya que el árbitro no vió la acción. Solo
después del partido, donde su equipo ganó 1-0, a Italia, se pudo ver la imagen
donde Suárez se acercó por la espalda y le mordió al defensor italiano.
La sanción de
Luis Suárez vino a recordarme a un niño que mordía a todo el mundo durante sus
frecuentes peleas. Que solo dejó de morder, cuando los demás también habían
aprendido a devolverle los golpes (los mordiscos). Pero también me han
recordado el orgullo que sentía otro compañero uruguayo que se jactaba años más
tarde (después del Mundial de Japón y Corea de 2002) y que de manera
despectiva, hablaba de cómo sus compatriotas les “pegaban a los negros de
Senegal”.
¡Se necesita
jugar limpio! Por eso, hace falta mordizco contra mordizco.