jueves, 26 de junio de 2014



Mordisco contra mordisco. En el fútbol, tampoco vale todo:
El “castigo ejemplar” reclamado por muchos y confirmado esa tarde por la FIFA, viene a demostrar que en el fútbol, tampoco vale todo. Como en la realización de ninguna actividad se puede hacer fraude, mucho menos se debe hacer fraude en una actividad competitiva, de masa, tan adorada por niños/as, como es el fútbol.
Sí, el futbolista uruguayo Luis Suárez ha sido suspendido esa tarde por 9 partidos, excluido por 4 meses de todas actividades relacionadas con el fútbol y una multa que seguro tendrá que abonar la selección uruguaya. También, los 9 partidos de suspensión se aplicarán a la selección uruguaya, mientras los 4 meses de suspensión de actividades relacionadas con el fútbol, afectan más a su club, el Liverpool.
Algunos (sobre todo en su país) dirán que se trata de un castigo exagerado. El propio jugador, en su vano intento de defenderse, había dicho que se trata de un tropiezo contra el jugador italiano Giorgio Chielini (“algo normal en el fútbol”); que no fue un mordisco intencionado. Mientras, el propio presidente de Uruguay (José Mújica) declaraba que él no había visto al jugador “morder a nadie”, el presidente de la Federación uruguaya de fútbol decía que “no había suficiente prueba”, para sancionarlo.
Sin embargo, todos saben muy bien que Luis Suárez no ejecutaba su primer “mordisco”. Ya en el año 2010, Suárez había mordido a otro jugador (Otman Bakkal) del PSV Eindhoven, cuando jugaba en el campeonato de los Países Bajos, para el Ajax de Amsterdam. Aquella acción le había valido una suspensión de 7 partidos, y el apodo de “caníbal del Ajax”.
Luego, en el año 2013, Luis Suárez fue suspendido por la Federación inglesa, por 10 partidos, cuando mordió a otro jugador (Branislav Ivanovic) del Chelsea.
Esta vez (en el Mundial de Brasil 2014) en su comunicado, el presidente de comunicación de disciplina de la FIFA, decía lo siguiente: “Un comportamiento parecido no puede tolerarse en un terreno de fútbol, y en particular durante una Copa del Mundo cuando los ojos  de millones de personas, están mirando a sus ídolos”.
Se trata de la más dura sanción de ese tipo para un jugador, durante una Copa del Mundo. La anterior que podría parecerle es la del codazo del italiano Mauro Tassoti al español Luis Enrique, durante el mundial de 1994, en Estados Unidos.
Pero si no fuera por las cámaras, el mordizco hubiera quedado impune. De hecho, Luis Suárez terminó el partido sin ser sancionado, ya que el árbitro no vió la acción. Solo después del partido, donde su equipo ganó 1-0, a Italia, se pudo ver la imagen donde Suárez se acercó por la espalda y le mordió al defensor italiano.
La sanción de Luis Suárez vino a recordarme a un niño que mordía a todo el mundo durante sus frecuentes peleas. Que solo dejó de morder, cuando los demás también habían aprendido a devolverle los golpes (los mordiscos). Pero también me han recordado el orgullo que sentía otro compañero uruguayo que se jactaba años más tarde (después del Mundial de Japón y Corea de 2002) y que de manera despectiva, hablaba de cómo sus compatriotas les “pegaban a los negros de Senegal”.
¡Se necesita jugar limpio! Por eso, hace falta mordizco contra mordizco.