Salario mínimo y nivel
de vida: ¿Crecimiento y garantía?
Cada 17 de octubre, y desde el año 1987, se celebra el Día
Internacional para la Erradicación de la Pobreza, en homenaje al Padre
diocesano Joseph Wresinsky, fundador del movimiento de derechos humanos Cuarto
Mundo (ATD Quart Monde, en francés). pudieron acompañado a Joseph Wresinski,
miles de personas de todas las clases sociales.
La ocasión es favorable para hablar sobre los salarios mínimos
en esos tiempos de crisis, cuando no solo escasea el trabajo, sino que el
salario tampoco alcanza para enfrentar las necesidades básicas de muchas
personas, aunque se encuentren trabajando.
Pero primero, ¿quién es Joseph Wresinski? Se trata de un
francés de origen polaco, cuyo padre también llevaba el pasaporte alemán, y la
madre, una española. La pareja fue internada junto a uno de sus hijos en un
Centro de Internamiento para Extranjeros (equivalente a los CIEs españoles de
ahora) en Francia durante la Primera Guerra Mundial, sospechosos de colaborar
con el enemigo. En uno de los centros de internamiento nació entonces Joseph en
1917, afectado por una pobreza extrema.
De esa manera, se vio obligado a trabajar para ayudar a su
familia. Su trabajo consistía en cuidar de una cabra, y atender la misa de los
religiosos del Buen Pastor. A cambio, recibía un bol de leche y algunas
monedas. Luego, con 13 años fue contratado como un aprendiz de panadero.
Como aprendiz panadero, pudo frecuentar las juventudes
comunistas, y así integrar la Juventud Obrera Cristiana (JOC), fundada en
Bélgica. A través de ese movimiento cristiano, pudo conocer las terribles
condiciones de los trabajadores jóvenes.
Con 17 años, decidió ser cura y retomar sus estudios, con
estudiantes menores que él.
¿Para qué celebrar una jornada contra la pobreza?
1.
De
esa manera, se quiere que se escuchen las voces de las personas que disponen de
pocos recursos, que generalmente enfrentan individualmente sus dificultades; y
peor aún, son acusadas de ser las únicas responsables de esas dificultades, de
sus desgracias.
2.
También,
se pretende movilizar tanto a la ciudadanía, como a los responsables políticos,
para hacerles ver que la pobreza es una violación de los derechos humanos
fundamentales. Explicarles que la pobreza no es una fatalidad, sino un fenómeno
que se puede combatir y vencer, a través de decisiones políticas, como se hizo
anteriormente contra la esclavitud, y muy recientemente, contra el apartheid en
Sudáfrica.
3.
Y
como se trata de movilizar a la ciudadanía en defensa de los derechos humanos,
es necesario recordar la siguiente afirmación de Joseph Wresinski: “Donde
existen seres humanos condenados a vivir en la miseria, los derechos humanos
están violados. Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado”.
El salario mínimo
Tanto en los países desarrollados como en los países en vía
de desarrollo, hablar de salario mínimo en la actualidad, es hablar de un
círculo vicioso, cuando se trata de recibir unas rentas para poder pagar unas
deudas, y luego endeudarse esperando percibir las siguientes rentas. Eso,
teniendo en cuenta la posibilidad que se tiene de endeudarse.
En muchos casos, ya los salarios mínimos no son decentes. Trabajar,
ya no significa protegerse de la pobreza. Entonces, ¿a qué sirven los salarios
mínimos que se adoptan ya en muchos países? Veamos algunos ejemplos:
·
En
España, el denominado Salario Mínimo Interprofesional (SMI) es de 645,30 Euros/ mes; es decir, unos 9.034 Euros anuales. Ese salario fue igual, en el año 2013; por eso se dice que
ha sido congelado. El objetivo del
salario mínimo es garantizar la retribución en dinero, sin minorar la cuantía
del salario. También adoptar un salario mínimo persigue referirse a la jornada
legal de trabajo (excluyendo domingos y festivos) de las personas trabajadoras
en cada actividad que realicen.
Como se puede ver, con el SMI, en
España no solo se persigue garantizar el aspecto cuantitativo del salario del
trabajador, sino también su aspecto cualitativo. Sin embargo, en tiempos de
crisis (como los actuales) hablar del salario mínimo es como hablar de una
quimera, no solo por el alto coste de la vida, sino por la destrucción de
muchos derechos laborales adquiridos.
Sin embargo, las condiciones de vida
dependiendo de un salario mínimo son generalmente malas, y solo las pueden
explicar las personas afectadas.
·
En
Francia, el salario mínimo se considera como una reglamentación, una norma
salarial. A pesar de que de antemano se sabe que no se trata de un salario
decente, se prefiere hablar de un Salario
Mínimo Interprofesional de Crecimiento (el SMIC). En ese país, ¿el salario mínimo garantiza el crecimiento? La
realidad de la crisis en Francia está demostrando que no es así. Según datos
recientes (de julio 2014, el SMIC francés es de 1.445,38 Euros mensuales.
Desde fuera, ¿parece un salario suficiente?
Sí, puede considerarse suficiente para las personas solteras; pero disponiendo
de una familia, ya la cosa es distinta; es imposible vivir decentemente con ese
salario. Es como si el SMIC fuera adoptado para impedir cualquier proyecto de
estar en pareja!
·
En
varios países africanos, se suele hablar de un Salario Mínimo Interprofesional de Garantía (del SMIG). ¿De qué garantía hablamos? Retomando
algunos ejemplos, es posible llegar a la conclusión de que estamos lejos de
hablar de cualquier tipo de garantía.
En África, se puede hablar de una
diversidad de salarios mínimos a nivel de la diversidad que caracteriza el
continente. Una amiga me ha asegurado que el SMIG en su país es de 36000 Francos CFA, mensuales (lo
equivalencia de unos 55 Euros/mes). ¿Cómo
sobrevivir con un salario tan bajo? Fue su pregunta, conocedora de que
contrariamente a lo que se suele decir en economía, en ese caso la renta ya no
es igual al consumo más el ahorro; sino al consumo más la deuda. Pero lo cierto
es que el salario mínimo es mucho menos en otros países.
Para llegar al fin de mes, hay que
consumir el salario, para luego endeudarse. Seguidamente (después de un largo
tiempo de angustia), se recibe de nuevo
el salario y se paga la deuda; se vuelve a consumir y endeudarse de nuevo, para
esperar el fin de mes. Es el circulo vicioso (del que hablaba al principio) de
un salario al que se ha apresurado en llamar “de garantía”.
Pero como para empeorar las cosas,
otro trabajador africano añade que el SMIG
está definido, pero no se aplica, no se cumple.
Como consecuencias, no es difícil
encontrar a funcionarios africanos multi-empleados, para poder llegar al fin de
mes. No sería difícil adivinar los casos de millones de personas, sin ningún
tipo de apoyo de sus distintos gobiernos.
·
Brasil,
digno representante de los países latinoamericanos, es uno de los países
llamados emergentes que constituyen el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica). Se trata de un país cuyas autoridades se han
planteado erradicar la pobreza, con unos resultados que se pueden cuestionar,
ya que a pesar de su avance en la lucha contra el hambre y la extrema pobreza,
los salarios mínimos siguen siendo relativamente bajos (si se comparan con los casos africanos,
son mejores).
En Brasil, los salarios mínimos oscilan
entre 260 y 270 Euros mensuales. De
nuevo, se trata de unos salarios muy bajos que no permiten vivir de manera
decente, en las condiciones del país: en muchas regiones del país, los precios
de los alquileres son más altos que los salarios mínimos. Como en los casos
africanos, se necesitan varios empleos para poder llegar a finales de mes.
No obstante, la erradicación de la
extrema pobreza reconocida por la UNICEF y una tasa de desempleo muy baja
parecen amortiguar el descontento social. De lo contrario, se habla de 16
millones de brasileños que viven con menos de 2 Euros al día.
Como se puede ver, tanto en los países del Norte como en los
del Sur, es difícil hablar de un salario mínimo decente, ya que un salario
decente (como lo han definido en Estados Unidos y en Gran Bretaña sobre todo)
significaría preguntarles a las personas trabajadoras, las rentas mínimas que
considerarían suficientes, para llevar unas vidas dignas. Con un poco de
adivinanza, estaríamos hablando de unos salarios que por encima del umbral de
la pobreza; y así, no hablaríamos de privaciones, de dificultades, ni mucho
menos de exclusión social.
La principal dificultad radica en que ya los salarios
mínimos, dondequiera, no permiten enfrentarse a la carestía de la vida. Es decir
mientras se hace un llamamiento a consumir, hay una subida de los precios, y una
bajada o con mucha suerte, una congelación de los salarios mínimos. http://youtu.be/bg1sT4ILG0w